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miércoles, 31 de marzo de 2010

"Cómo ganar la Guerra contra las drogas en México"


Desde la llegada del Presidente Calderón en el 2006 y el envío de 45,000 soldados, la violencia callejera de Mexico  ha continuado su crecimiento. Más de 18,000 personas han sido asesinadas los últimos tres años, siendo el 2009 el año más sanguinario hasta ahora. Tan solo en Ciudad Juárez, la ciudad más poseída por la violencia, 2,600 personas fueron asesinadas el año pasado.



"A pesar de estos eventos desalentadores –en realidad, debido a ellos—la estrategia del gobierno mexicano comienza a ser mejor organizada. Enfrentando un público molesto, el gobierno mexicano no puede descalificar más la violencia como chicos malos matando a otros chicos malos."



Las matanzas de los narcos son descaradas, brutales, y con frecuencia sin sentido. Ya no se molestan en confirmar la identidad de sus víctimas antes del golpe, significando la muerte de mucha gente inocente. Han habido profundas repercusiones: muchos habitantes han cerrado sus negocios temiendo extorsiones.

Otras comunidades también están sufriendo: Tamaulipas, donde la violencia ha encontrado nuevos niveles de Guerra entre Los Zetas y otras organizaciones de traficantes; Tijuana, donde la tregua entre los carteles parece estarse deshaciendo; y Michoacán, donde una suerte de culto a La Familia queda lejos de ser eliminado. Otras formas de crimen, incluyendo el secuestro, también han surgido, y las organizaciones traficantes de droga continúan tomando otras empresas ilegales y economías informales, creando  un reto aún mayor para el estado.

El gobierno mexicano ha descubierto que necesita de manera crucial una respuesta multifacética para un serio crimen organizado. Ha comenzado a reemplazar la estrategia de decapitación con una que se enfoca más en las redes completas, no sólo sus cabezas.

A pesar de estos eventos desalentadores –en realidad, debido a ellos—la estrategia del gobierno mexicano comienza a ser mejor organizada. Enfrentando un público molesto, el gobierno mexicano no puede descalificar más la violencia como chicos malos matando a otros chicos malos.

La antigua política del gobierno basada en la “decapitación” enfocada en eliminar blancos de alto rango –las cabezas de los cárteles– y lanzar patrullas militares a las calles falló en su objetivo más básico: aumentar la seguridad pública. A pesar de interminable desfile de narcos detenidos o asesinados, la política en realidad generó nuevas guerras intestinas entre los cárteles por el territorio y las redes de corrupción que tratan de capitalizar los rivales “decapitados”.

El gobierno mexicano ha descubierto que necesita de manera crucial una respuesta multifacética para un serio crimen organizado. Ha comenzado a reemplazar la estrategia de decapitación con una que se enfoca más en las redes completas, no sólo sus cabezas. Tal política requiere fortalecimiento de la ley y aparatos de inteligencia con una capacidad robusta de investigación y razonablemente libres de corrupción. Mexico en este momento no tiene a ninguno, pero la asistencia Americana puede ayudar.

Tijuana, por ejemplo, provee un modelo de cómo lanzar al ejército en puntos conflictivos. En lugar de soldados, quienes con frecuencia carecen de una habilidad o la autoridad para conducir investigaciones sistemáticas, nuevas unidades depuradas de la policía pueden guiar y proveer seguridad a las calles y conducir investigaciones. El ejército puede ser lanzado en el fondo para asistir a la policía en caso de ser sujetos a violencia intense por parte de los narcos.

La nueva estrategia necesitará compromiso y perseverancia. Muchas buenas estrategias mueren en la mala implementación. 

El estado necesita construir vínculos con la sociedad civil y persuadirla de que puede ganar bienes públicos y servicios sociales mejores que con los narcos. Tales lazos entre la comunidad y el estado al final le permitirán vencer los carteles. Para este efecto, el Presidente Calderón ha revelado una serie de programas sociales orientados a crear empleos, educación y espacios públicos en Ciudad Juárez. Esta estrategia en conjunto debe ser extendida por todo Mexico.

Desde luego, la forma más efectiva para combatir la violencia del narco en Mexico es la creación de empleos, dando a la gente una alternativa adecuada a los carteles. Dadas las diferencias estructurales en la economía mexicana, generar empleos sostenibles será difícil. Los programas socioeconómicos no pueden ser construidos como simples regales o compras, sino como una estrategia sistemática llevando a comunidades urbanas marginadas prosperidad y una planeación compleja a largo plazo de desarrollo urbano.

"Si el estado pide a la sociedad actuar y luego falla para dar seguridad y protección, los esfuerzos comunitarios se evaporarán. Es muy difícil que el estado movilice a la sociedad una segunda vez, y los narcos se habrán apuntado una gran victoria" 

La nueva estrategia necesitará compromiso y perseverancia. Muchas buenas estrategias mueren en la mala implementación. Será muy complicado políticamente concentrar las nuevas unidades policiales entrenadas y el apoyo militar en localidades particulares, en lugar de lanzarlas superficialmente a través de todas las áreas de conflicto. Si lo anterior toma lugar –dirigido por una política mexicana inspirada en las próximas elecciones y en un deseo natural de responder a cualquier área donde la violencia se enciende-  se extenderán oficiales competentes en la aplicación de la ley de manera demasiado ligera para atacar efectivamente cualquier problema, y México sencillamente continuará apagando fuegos sin hacer una diferencia sistemática

Muy importante: si bien el estado necesita alcanzar y cooperar con la comunidad, no pude empujar a la sociedad civil a tomar a los narcos por sí mismos prematuramente. Alcanzar este fuerte nexo entre la sociedad y el estado es crítico, pero si este pide a la sociedad actuar y falla luego para dar seguridad y protección, los esfuerzos comunitarios se evaporarán. Es muy difícil que el estado movilice a la sociedad una segunda vez, y los narcos se habrán apuntado una gran victoria

Mis Observaciones: es obvio que el narco sabe de la nueva estrategia del gobierno mexicano por ganarse a las comunidades en lucha contra el crimen organizado, y que por lo tanto creará campañas para vencer esta política. Uno de sus estrategias más básicas será actuar de tal manera que su fuego comprometa blancos civiles como ocurrió en el Tec de Monterrey. Otra estrategia extra será golpear al gobierno mediante los medios masivos de comunicación.  Si el narco puede bloquear calles en Monterrey y Reynosa, ¿qué trabajo le puede causar emplear algunos ciberguerrilleros en la red?

En pocas palabras: el narco apostará en debilitar los nexos entre el estado y la sociedad.

Actualización 
(lo leyó usted primero con Flash)


En Milenio se informa del paulatino retiro del ejército de Juárez para dejar la estafeta a la PFP. Sera esta quien coordine las operaciones en la ciudad "en tanto que las autoridades municipales y estatales pueden recuperar la capacidad operativa e institucional que les permita reasumir plenamente la función que les corresponde de garantizar la seguridad de los juarenses y chihuahuenses”, según dijo Gomez Mont, secretario de gobernación en un comunicado. 


La estrategia de Calderón toma así lugar, paso por paso. Veremos si está a la altura de las circunstancias.