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jueves, 24 de noviembre de 2011

El Militante Engañado



En estas ultimas dos semanas dos de las tres reales opciones electorales de nuestro país han ya definido sus candidaturas vía procesos muy similares en fondo y forma, López Obrador y Peña Nieto.

La verticalidad natural existente en la cultura de estos partidos nunca en su historia les ha permitido llevar a cabo elecciones primarias pacificas y cívicas para nominar a sus candidatos a puestos de elección, cuando alguna vez lo hicieron, quedo demostrado que no existe espíritu de juego democrático alguno hacia su vida interna. Asi que lo de ellos es la pantomima y la simulacion politica, de la cual han hecho todo un exquisito arte de prestidigitación. 

Y hoy nos han dado otra penosa muestra de ello, el partido de izquierdas se voló las trancas decidiendo su candidatura en un par de encuestas al vapor, realmente un pretexto, una simulación para imponer al candidato mas fuerte, el otro partido simula un proceso de "convocatoria abierta" que brilla por la ausencia de competencia, pues ahora sucede que ningún otro priista aspira ya a ser candidato presidencial, mas que Peña Nieto, como si ningún otro priista de renombre jamás hubiese deseado o aspirado ser presidente, ¿sera que todos estan de acuerdo en que Peña Nieto es el unico priista en todo el territorio nacional con verdaderas aptitudes para ser presidente de este pais?, ¿sera que son una organizacion monolitica donde no existe el pensamiento independiente?. 

Así, en tiernos espectáculos de inmolación y humillación de derechos partidistas, de ausencia de vida democrática plena hacia su interior, vía la imposición y el despojo de derechos partidistas, la izquierda y el centro nos presentan a sus candidatos listos para la contienda electoral.

En su visión caudillista y caciquesca, estos partidos han siempre confundido y tergiversado el lenguaje vendiéndole o imponiéndole a los militantes de sus partidos la noción de que “elecciones internas” significan “división y fracturas”, cuando en realidad el hecho es que los caciques que controlan a estos partidos temen que unas elecciones internas democráticas generen nuevas ideas y nuevas figuras partidista que les arrebaten el control del partido, que sienten un profundo desprecio por el derecho de sus militantes a discernir, a pensar por si mismos, con independencia. Mientras intentan venderle la idea a sus militancias de que es mejor no hacer ese tipo de cosas, que es mejor la imposición del candidato mejor posicionado, ergo, el que tenga mas poder de convocatoria interna, el hombre mas fuerte. 

En cambio abundan los lideres charros locales (bejaranos, padiernas, juanitos.) encargados de arrear a esa militancia sin derechos y sin aspiraciones, de imponer siempre la voluntad de los caciques mayores. Es un sistema político podrido, extraño, como traído del medievo, casi surrealista. 

Pero lo mas triste para nuestro país es también leer analistas y articulistas que en nuestra prensa nacional confunden e invierten también las definiciones democráticas validando este robo, este despojo de los derechos de los militantes de esos partidos a votar y ser votados, estos analistas en cambio celebran e intentan vendernos la idea de que estos dos partidos han salido “fortalecidos” de estos dos sucios y absurdos procesos de selección interna sin democracia.

Para entender la envergadura del despojo que ocurre ante nuestros ojos es primero necesario definir que es y que representa ser militante político en nuestro país. Estos dos partidos, el PRI y el PRD, esperan que sus militantes colaboren con el partido para ganar las elecciones generales pegando carteles, distribuyendo su propaganda, afiliando a nuevos miembros del partido, convenciendo, persuadiendo, pero al mismo tiempo rechazan a esos mismos militantes la oportunidad de participar en la toma de decisiones y en la vida interna de sus organizaciones politicas. 

En otras palabras, los militantes perredistas y priistas que observaron inermes como los caciques de sus partidos se hacían con las nominaciones y posiciones vía la imposición están condenados a convertirse en Carne de Cañón y les esta prohibido aspirar, como todo militante, a votar y participar en la vida interna de sus partidos, a un día llegar a ser un político profesional y ponerse al servicio de la sociedad, a tener también ambiciones propias y buscar su crecimiento político y profesional. 


La vida política de nuestro país no puede jamás prescindir de los militantes de sus partidos y no podemos permitir que el verticalismo y el cacicazgo sin contrapesos continúen controlando y estropeando el sano crecimiento de organizaciones politicas imprescindibles para nuestra sociedad. Si como mexicanos aspiramos a convertir a la política en un medio para alcanzar la paz social y la prosperidad y harmonía en nuestra sociedad, debemos primero construir esta respetando a sus bases, sus fundamentos mas esenciales y una militancia fuerte y participativa en los partidos políticos de nuestro país es un proceso obligado y necesario para alcanzar esos objetivos.

No hacerlo así, es condenar a nuestro país al despotismo y a una política de intereses mezquinos que solo continuara sirviendo a cinicos caciques enquistados en nuestra sociedad.