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martes, 17 de enero de 2012

El Hambre de los Rarámuris y Sus Riquezas Naturales


Hoy de nuevo como cada invierno volvemos a ser testigos de la tragedia que vive uno de nuestros pueblos indígenas mas olvidados y marginados de nuestro país. El invierno hace estragos en la Sierra Tarahumara y las fuentes de alimentos se vuelven escasas debido a la sobre explotación y la deforestación que sufre la región, y como siempre los gobiernos federal y estatal acuden presurosos con improvisados “programas” para darles cobijas y aventarles unos cuantos víveres, para que los pobres Rarámuris no se mueran de hambre una vez mas, para que no salgan ya las noticias de su hambre y míseras condiciones, para que sobrevivan cuando menos para este invierno en sus hermosas Barrancas del Cobre cuyas imágenes son la delicia de revistas turísticas y adornan elegantes reportes financieros para los accionistas de empresas mineras multinacionales que explotan impunemente los recursos naturales de esa sierra.

De las Barrancas del Cobre hemos leído, visto y escuchado desde siempre acerca de sus bellezas indescriptibles que atraen turismo de todas partes. Pero la región ha sido también botín de poderosos intereses político económicos en la industria minera. Desde hace una larga historia, enormes empresas multinacionales han sido receptoras de contratos para explotar los yacimientos de oro, cobre y otros metales en la zona, ambas, las empresas del turismo y el ferrocarril y las empresas mineras negocian directamente con funcionarios de gobiernos estatales y federales para obtener ventajosas condiciones para sus actividades económicas en la región, actividades que son intensamente promovidas por amplios programas y presupuestos gubernamentales, a nivel federal y estatal y en todo el mundo, y sin embargo, a pesar de todo ello, los Rarámuris pasan hambres y enferman y caen victimas del frio y la marginación cada invierno.  
Como parte de una triste tradición de nuestro querido México, los indígenas locales desde siempre han perdido cualquier derecho a explotar sus riquezas naturales y son sistemáticamente ignorados y rechazados por los mismos funcionarios corruptos que gustosos entregan los derechos de explotación a pudientes empresarios, muchas veces sus propios familiares coludidos. Los Rarámuris son además victimas de un complejísimo y barroco andamiaje legal diseñado para favorecer a unos cuantos poderosos que gracias a ejércitos de abogados y contadores y de sumisos y corruptos funcionarios, pueden impunemente explotar la franquicia de las riquezas naturales de la Sierra Tarahumara.
Debido a nuestras absurdas leyes, los Rarámuris no pueden explotar sus riquezas minerales, tampoco pueden explotar el turismo de la región porque nuestro sistema de estado rector impide a los mexicanos de a pie beneficiarse de todas las riquezas que yacen en el subsuelo de donde habitan y que les ha pertenecido a sus familias por generaciones, pues este subsuelo y todo en lo que contenga “pertenecen a la nación” de acuerdo a la reforma que promoviera Lázaro Cárdenas a mediados del siglo pasado.   
Hoy gracias a las múltiples denuncias y a las redes sociales, una vez nuestros gobiernos irresponsables y sus corruptos funcionarios se lavarán la cara para hacerles llegar alimentos y cobijas a los Rarámuris y ellos podrán comer y dormir un poco mejor tal vez, pero mientras no se revisen a fondo las causas raíz de su marginación económica y social, la historia volverá a repetirse el año entrante, como ha venido ocurriendo año tras año desde mucho tiempo atrás.
El Congreso debe de revisar la permanencia de leyes que impiden a los mexicanos explotar sus propios recursos naturales, deben de arrebatarle al estado y a sus legiones de corruptos funcionarios, el privilegio de negociar a discreción grandes contratos y derechos de explotación minera y turística con empresas multinacionales que en nada benefician a las poblaciones locales como comprobado esta en el caso de la Sierra Tarahumara.  Debe penalizarse la corrupción de funcionarios que incide en el despojo que se hace de nuestros pueblos indígenas de su legitimo derecho a sus riquezas naturales, debe revisarse el marco legal y jurídico para que las comunidades puedan tener acceso a sus yacimientos y riquezas naturales de toda clase y para que sean ellos mismos los que tengan el derecho a negociar o organizar directamente su explotación y beneficiarse como comunidades.
Mientras no se realicen estos cambios de fondo, los Rarámuris seguirán muriendo de hambre mientras unos cuantos se enriquecen explotando sus propias riquezas naturales.