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miércoles, 26 de junio de 2013

La deprimente y estúpida situación del PAN


A veces pienso que fue positiva la derrota del PAN en el 2012 por muchas razones. En primer lugar, como el lector se ha enterado en los medios, los panistas están peléandose en este momento en el congreso por el acceso al dinero público en un espectáculo patético que creíamos típico de otras corrientes, pero no de los "decentes". Mucha gente tenía la ilusión de que el PAN, en efecto, era el partido de la gente honrada, decente, honorable. Yo nunca he estado convencido de eso. No creo que esas virtudes sean prolíficas entre los políticos, pero si creía -y sigo creyendo- que la rapacería es aún menor con el PAN que con otros institutos.

Sin embargo, los que estábamos viendo era un nivel de sectarismo, de corrupción y de despotismo cada ves más parecidos a los del PRI que a los del PAN. ¿Dónde iban a acabar en 6 años?

Justo ahora es el momento de la renovación panista. Pero es patético ver cómo el partido se desgasta en estos grotescos pleitos internos cuando Peña Nieto lleva al país, literalmente, al despeñadero, cuando ocurren procesos electorales en tantos estados, la gubernatura de su bastión Baja California, uno de ellos (por cierto, ya empiezan a decir los priistas que este estado será regalado al PAN "de limosna", a cambio de apoyarlo en la reforma energética; el chisme es ridículo, pero el rumor alentador.

De modo que a los mexicanos no nos queda de otra que menear la cabeza e insistir por una presión pública a los partidos políticos, para que respondan a los ciudadanos, en lugar de sus mezquinos intereses.

En pocas palabras, al PAN se le está yendo una oportunidad única de posicionamiento en la opinión pública. El castigo para ellos es quedarse sin hueso, para nosotros, tener que soportar al PRI.