domingo, 15 de agosto de 2010
"Keep calm and carry on"
10:14
Flash Gordon
Autoridades en retirada
En lugar de transmitir confianza a los habitantes -en medio de la "guerra" declarada al crimen organizado-, han ido abdicando de sus obligaciones.
Pascal Beltrán del Río
El 4 de septiembre de 1939, un día después de que el Reino Unido declaró la guerra a la Alemania nazi, el gobierno británico creó el Ministerio de Información (MOI), un departamento que se haría responsable de la publicidad y la propaganda oficiales durante la Segunda Guerra Mundial.
Faltaba más de un año para que el ejército alemán alcanzara Londres y otras ciudades con su campaña de bombardeo intensivo conocido como The Blitz, pero las autoridades ya preveían que iba a ser necesario mantener en alto la moral de la población.
El estoicismo de los londinenses, que soportaron 76 días continuos de bombardeos de la Luftwaffe, probablemente no habría sido posible sin el carisma y el liderazgo del primer ministro Winston Churchill -quien alentaba a su pueblo mediante sus famosos discursos como el de "pelearemos en todos lados y nunca nos rendiremos"-, pero tampoco sin las campañas de propaganda del MOI.
Una de ellas consistía en la producción de lemas y pósters, que los británicos llegaron a conocer como weapons on the wall (armas en los muros), destinados a crear conciencia en la población sobre cómo mantenerse a salvo, cómo alimentarse bien a pesar de la precariedad, cómo acostumbrar la vista a la oscuridad durante los apagones, etcétera.
Uno de los pósters más famosos creado por el equipo de artistas del MOI, fue uno que simplemente recomendaba: keep calm and carry on (mantenga la calma y siga su rutina).
Ese póster no llegó a fijarse en los muros, pero quedó como testimonio del espíritu británico en medio de la destrucción. La mejor manera de mantener en alto la moral -algo necesario para prevalecer en tiempos de guerra-es continuar con las actividades diarias.
¡Cómo contrasta esa actitud con la de muchas de las autoridades actuales en México! En lugar de transmitir confianza a los habitantes -en medio de la "guerra" declarada al crimen organizado-, han ido abdicando de sus responsabilidades y obligaciones.
Esas autoridades han pasado de ser garantes de la seguridad a simples fedatarios de la inseguridad que asuela a los mexicanos.
Los ejemplos sobran, pero mencionaré tres que ocurrieron recientemente y que fueron publicadas por este diario:
El primero son las declaraciones del aún gobernador de Chihuahua, el priista José ReyesBaeza, quien viajó a Ciudad Juárez el 26 de julio -once días después de la explosión de un coche bomba en esa urbe fronteriza- para pedir a sus habitantes que cambien sus rutinas.
El mandatario pidió a la ciudadanía que se resguarde al terminar la jornada laboral y que transite sólo por avenidas principales.
El consejo del gobernador a los juarenses, asolados por repetidos actos de violencia en la vía pública, fue que extremaran sus precauciones y tener "permanentemente activado" un código o protocolo de seguridad.
¿Cómo habrá recibido ese mensaje la familia del doctor José Guillermo Ortiz Collazo, quien hizo a un lado sus temores por la inseguridad y acudió de prisa a la esquina de las calles Bolivia y 16 de Septiembre cuando escuchó que habían abatido a un policía?
¿Acaso estaba el gobernador infiriendo que el médico actuó de manera irresponsable al colocarse en un sitio donde, segundos después, el estallido del coche bomba lo dejó herido de muerte?
Ante tal recomendación de José Reyes Baeza de "cambiar de rutinas y adoptar medidas de seguridad", ¿alguien más se animará a socorrer a un herido o mostrar otro tipo de humanidad en Ciudad Juárez?
El segundo fue la sugerencia que hizo la delegación de Caminos y Puentes Federales (Capufe) en el estado de Sinaloa, el 30 de julio pasado, a fin de que los ciudadanos viajen en convoy por las carreteras de la entidad para que no sean víctimas de falsos retenes.
La delegación de Capufe, a cargo de Luis Roberto Loaiza Garzón, ex dirigente estatal del PAN, afirmó que se han multiplicado los ataques a automovilistas en los caminos de la entidad sin que las autoridades hayan podido frenarlas.
Uno de ellos ocurrió unos días atrás, cuando una familia originaria de Nayarit y residente en Estados Unidos, fue atacada a balazos tras evitar un falso retén, y en su huida, volcó el vehículo en que viajaban, con saldo de un muerto y dos menores heridos.
Los hechos ocurrieron en la autopista Benito Juárez , tramo Culiacán-Los Mochis, a la altura del kilómetro 53, en las proximidades de la sindicatura de Pericos, municipio de Mocorito, según reportó la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Dicho de otra manera, la delegación no se hace responsable de lo que le pueda ocurrir a usted si transita por las carreteras de Sinaloa, y, por lo visto, tampoco las demás autoridades. De nada le servirá alegar que usted pagó peaje para viajar de manera más segura. Así que si va a Sinaloa, aténgase, y, de preferencia, viaje en caravana, como solían hacer los colonizadores del viejo Oeste para defenderse de los indios.
El tercer ejemplo nos llega de Durango. Allá, el secretario estatal de Seguridad Pública, el general retirado Valentín Romano López, reconoció que la entidad se ha llenado de miedo por el crimen organizado. "Todos estamos atemorizados", declaró el hombre al que el contribuyente paga para sentirse seguro y no tener que defenderse solo.
"Yo acepté ser secretario de Seguridad Pública y al mes -el 5 de junio pasado- sufrí un atentado. Me dispararon dos mil 500 cartuchos de cuernos de chivo y 20 granadas, y tengo miedo, pero hay necesidad de que alguien haga algo, y por eso sigo ahí", declaró el funcionario, quien en el pasado cuidó de la seguridad del presidente Carlos Salinas de Gortari, como jefe de la Sección Quinta del Estado Mayor Presidencial.
En entrevista con Excélsior (9/VIII/2010), Romano aseguró que, ante la ola de violencia que se ha desatado en Durango, los ciudadanos "están esperando que alguien haga algo (pero) ¡todos corremos, todos corremos, todos estamos atemorizados!"
Probablemente sólo le faltó decir: "No me vean a mí, al cabo que yo sólo soy el secretario de Seguridad Pública".
No se trata de no tener miedo, un sentimiento totalmente entendible en estas circunstancias. Tampoco se trata de no tener dudas en la estrategia contra el crimen organizado, pues la duda permite rectificar cuando uno anda errado. Sin embargo, una autoridad no puede exponer una cosa ni otra, de manera tan obvia, ante una ciudadanía indefensa y una delincuencia dispuesta a todo.
Por muy despiadados que sean, los cárteles mexicanos palidecen ante la maquinaria genocida nazi. Sin embargo, las autoridades británicas de la Segunda Guerra Mundial , probablemente tan poco preparadas como las nuestras actuales ante la amenaza que les tocó enfrentar, tuvieron una actitud totalmente distinta a la hora de pelear con el enemigo.
"Keep calm and carry on" quizá sea la antítesis de las declaraciones de funcionarios mexicanos que usted acaba de leer. Se vale tener miedo y estar desorientado. Lo que no se vale es hacérselo sentir a la población que está esperando que la autoridad le dé respuestas frente a lo que sucede y le señale el camino para volver lo más pronto posible a la normalidad.
Una respuesta preliminar que podría dar a Pascual es que la intensión de crear miedo no es ni accidental ni inocente, sino parte de la campaña del narco.