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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Todos tenemos una Barbie

Hace ya varios días que Edimissing nos honró con su amable visita. Entre sus comentarios podríamos leer entre líneas “El Gobierno Federal es el responsable absoluto de la criminalidad en el país”, es claro que es su deber salvaguardar la paz social pero ¿ Qué hay de nosotros los ciudadanos?


La Otra Barbie.

Lo conocí hace 11 años, cuando en un curso tuve como compañera a su “hermana” una hermosa joven quien más tarde me aclararía que en realidad se trataba de su sobrino, hijo de su hermana estudiante del octavo semestre de la Licenciatura en Derecho.

Un niño de 6 años con el que jamás tuve química, yo el “amigo de todos los niños”, quien era la diversión de mis familiares pequeños no podía congraciarme con este chiquillo insoportable, mi plan de hacerme su mejor amigo para conquistar a su tía no estaba dando resultado, los regalos de golosinas, juguetes y paseos en mi moto eran inútiles, tanto él como su abuelo o abuelastro (esposo de su abuelita, pero no padre de su madre) me seguían mentando la madre cuando trataba de hablar con mi pretendida por teléfono.

Tardé un poco pero finalmente acepté que esa estrategia de sobornar al chaperón era un desperdicio de tiempo y dinero, no volvería a hacerle avión, jugar futbol en los charcos ni llevarlo a patinar si una vez terminado el “servicio” seguía insultándome, no más!…

La historia con su tía fue un éxito efímero salimos por algunos meses pero tomamos caminos distintos, han transcurrido muchos años antes de volver a verlo mientras visitaba a un colega vecino suyo, ahora este joven de 17 años se hace llamar la Barbie tanto por su parecido físico con el auténtico delincuente, como su admiración por él, quien a bordo de su estridente Chevy azul, con vidrios polarizados, música de banda, escape abierto que escupe fuego, bocinas al por mayor y luces de Xenón, patrulla las calles en busca de rival en arrancones o pleito multitudinario.

Según versiones de su vecino la infancia de este otro Barbie transcurrió sin apuros económicos, pero sí con una marcada violencia conductual, empezó golpeando a su hermanita que nació cuando aún los frecuentaba, y no se detuvo ante nada, los sparrings se multiplicaron, sus tías, su madre y su abuela. De su “abuelastro” supe que murió hace 8 años aproximadamente, en la casa de su segunda mujer víctima de una complicación renal.

Sus poco comunes aficiones se multiplicaron, ha sido criador de gallos y perros de pelea, asaltante ocasional, chico bullying, tahúr y ebrio callejero en su adolescencia.

Por fin saludé a la Barbie con cierta distancia ahora es un joven alto con sobrepeso a meses de la mayoría de edad y ha ido forjando su propia historia en actitudes vandálicas, una muy corta conversación me reveló que su vocación es la de ser policía federal terminando la prepa como su tío político (Otro hombre extraño), pues sólo tiene que hacer dos cursos de unos cuantos meses y “las armas siempre me han gustado”, me dijo.

Por el bien de este chico deseo de corazón que su vida se estabilice y su comportamiento agresivo sea sólo anecdótico

¿ En manos de cuántos Barbies estará la policía municipal, estatal, federal? ¿Y cuántos hogares más habrán criado personajes violentos, con valores morales raquíticos?.

Es la constante criticar al gobierno tradicionalmente paternalista hoy liberal de los problemas que se gestan al interior de hogares sin disciplina.

Es claro que la institución familiar en México se tambalea, aprovechado a la perfección por delincuentes y políticos. Qué cantidad de problemas enfrenta el país exigiendo airadamente soluciones totales al gobierno, ignorando deliberadamente nuestras responsabilidades en el ámbito de influencia más privado, nuestra familia.

Mientras sigamos con actitudes de beneplácito a las faltas en el seno familiar, sin figura paterna o de autoridad comprometida, no habrá programa o gobierno capaz de erradicar a la delincuencia.


Algunos datos:

México tiene 34 millones de jóvenes y 15 de cada cien viven con carencias económicas que los mueven a buscar trabajo cuando cumplen los 16 años.

Como no encuentran empleo o por herencia de inmigración, 17 de cada cien mexicanos se van a Estados Unidos con esperanza de colocación.

Según Laura Villa Torres, representante del grupo de jóvenes de la ONU en asuntos de población, los adolescentes mexicanos cuentan con la suficiente información para prevenir embarazos y enfermedades de transmisión sexual, pero 48.7% asegura que sostiene relaciones sexuales sin usar anticonceptivos, por falta de actitud.

El 22 por ciento de los 34 millones de jóvenes de entre 12 y 29 años de edad -el número más alto en la historia- no estudia, ni trabaja remuneradamente, principalmente mujeres que realizan labores en el hogar

Se especula que en USA el 85% de los jóvenes en prisión proceden de hogares monoparentales y el 75% de los jóvenes en este tipo de hogar sufren pobreza.