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jueves, 23 de junio de 2011

TRAMPA AL VOTO INDUCIDO.




Por Tres Delfines (gracias a Isa por el video):



En épocas anteriores, la compra de votos, descarada e inevitable era tan sencilla como obtener de los votantes su credencial para votar. Los comités municipales ó seccionales de los partidos las obtenían de los ciudadanos por pagos que, comparados con el beneficio obtenido por los políticos, eran irrisorios.
Las cantidades eran variables y ya es irrelevante mencionarlas, debido también a la variación del poder adquisitivo y las devaluaciones. Otras formas de pago eran despensas que no satisfacían las necesidades de una familia promedio por más de una semana, (y creo que soy espléndido en este aspecto), un par de pollos asados para familias poco numerosas, un costal de arroz ó frijol a campesinos. Obviamente el número de credenciales obtenidas por cada “promotor del voto” redundaba en sus emolumentos. Vergüenza de políticos participantes en votaciones anteriores.
La inducción al voto sigue siendo un tema recurrente en las elecciones. ¿Imposible de erradicar? Definitivamente. Sin embargo las condiciones han cambiado. La participación ciudadana ha disminuido a niveles que no es tan vergonzosa tal práctica. Las nuevas formas de votación también son más difíciles de burlar, pero, no infalibles.
Hay dos formas presentes en las recientes votaciones y ya consideradas en las próximas. (Aquí quiero acotar que no me refiero a casos específicos ni anteriores ni futuros). Una es el pago en efectivo ó con alguna gratificación pactada y, lo que es increíble, a veces no son cumplidas. Sin embargo, para recibir el pago, es necesario comprobar que se voto por el partido ó candidato acordado… ¿Cómo es posible, con la mampara y la urna diseñadas para que el voto sea secreto.
La tecnología avanza, y no siempre es utilizada con fines honestos. El votante comprometido, debe mostrar al “promotor del voto” una foto tomada con su celular. Otra forma es más burda y descarada. El votante debe salir con la boleta sin doblar, mostrarla a alguien presente en la casilla ó en los alrededores, y doblarla antes de depositarla.
Sin embargo, “a pillo, pillo y medio”. Es relativamente fácil burlar esas imposiciones, claro, si es que el votante comprometido tiene una preferencia diferente a la comprometida. En ambos casos se utiliza un sencillo montaje que enseguida explico.
Plan A: Tomar una foto con el celular a la boleta. Con un trozo de plástico ó mica transparente, al cual se le pondrá una “X”, se coloca sobre la boleta en el lugar pactado, se toma la foto y después se vota en la elección verdadera. Fácil y sencillo.
Plan B: Mostrar la boleta desplegada. Un poco más complicada, casi se necesita ser prestidigitador. Con el mismo trozo de plástico, se sobrepone en la elección pactada, mientras con la otra mano se cubre la votación real. Al doblar la boleta para depositarla en la urna, se oculta el plástico utilizado.
Así que, tomen el dinero, ó la despensa, ó el pollito y voten por su elección verdadera.
El voto es secreto, el voto inducido es un delito, burlar el delito, ¡NO TIENE PRECIO!