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sábado, 17 de diciembre de 2011

"Michoazanazos": cuando el cupable es el que acusa no el pecador



Es infalible. Cuando Ponce y Bejarano fueron atrapados en sendos actos de corrupción la reacción de Obrador no fue fustigar a sus colaboradores, sino inventar el cuento del "compló".

Para el colmo de la deshonestidad, queda este video:



Ni Bejarano ni AMLO tienen culpa alguna en lo que pasó, todo es culpa de "Salinas". Nada importa que AMLO esté rodeado de Salinistas, AMLO asegura que está rodado de gentes "honestas".

"No tenemos relación con Bejarano" afirma. . ¿Y entonces cómo explicamos notas como la que sigue?



Tenemos entonces la mentira más insolente ante los ciudadanos, y la intensión de echarle la culpa a quien los sorprende en sus transas, y no a sí mismos, que son corruptos.

Fernández Menéndez lo dice muy claramente :

El caso más evidente, pero no el único, es Michoacán, donde, después de todo lo sucedido, luego de la orden de aprehensión, el fuero legislativo, el desafuero y la fuga de Julio César Godoy Toscano, después de las grabaciones que se han conocido en los últimos años, nadie le ha pedido cuentas al gobernador Leonel Godoy o incluso a los dirigentes políticos locales sobre quiénes son las personas que designan a candidatos, quiénes los que operan, quiénes financian. No sé si la de Michoacán fue una narcoelección, como se ha dicho, pero nadie conociendo el caso duda de la profunda intervención que tuvo el crimen organizado en esos comicios.
¿Los compoltistas son responsables de la falta de respuestas de los partidos ante las obvias irregularidades que ocurren?

Más aún, tenemos el caso de Fidel Herrera en Veracruz:

Hay muchos ejemplos. Uno de ellos, hoy más candente que nunca, es el del ex gobernador Fidel Herrera. Yo no sé si Herrera estuvo ligado al narcotráfico. Pero sí sabemos, y un reciente reportaje de Raúl Floresnos lo vuelve a recordar, que existen indicios, testimonios, hasta investigaciones abiertas del FBI en ese sentido. Alguna vez un integrante de altísimo nivel en el gobierno federal me decía que estaba seguro de que había gobernadores que cumplían más o menos con sus tareas de seguridad, pero que la única sospecha real de relación con grupos criminales recaía en Fidel. Insisto: no sé si es así. Pero resulta insólito que a este personaje lo quieran colocar en la lista del Senado y que por lo pronto sea nada más y nada menos que el coordinador regional del PRI en Tamaulipas, Nuevo León, Durango y Coahuila, o sea, el corazón de la operación y la confrontación, junto con Veracruz, de Los Zetas y El Chapo Guzmán, cuatro de los estados donde es más probable la penetración del narcotráfico en la vida social y política. Si el PRI coloca conscientemente a este tipo de políticos en esas posiciones y en esos lugares y hace caso omiso a la información pública, que no se sorprenda luego si le llegan “golpes mediáticos”.
La falacia lógica que procede en estos casos es que los señalamientos del presidente a la infiltración del crimen en los partidos no deben tomarse en serio, no porque no haya evidencia de los hechos -que la existe, y mucha- sino porque "beneficia electoralmente al pan".

Y en efecto, que en el PRI y en el PRD se den un día sí y el otro también tremendos escándalos de corrupción y convivencia con el crimen organizado puede beneficiar electoralmente a los azules, pero eso no convierte en falsas las acusaciones.

Pongamos un ejemplo: supongamos que yo quiero andar con una chava y me entero que su novio es un extraterrrestre que planea aniquilar a la especie humana. El argumento de que no tengo cara para culparlo porque "quiero con la chica" es completamente irrelevante. De hecho en el caso en cuestión, que la muchacha corte con el alien es hasta fuera de discusión; deberian llamarme a mí y a mi colega Buck Rogers para salvar juntos, nuevamente, a la tierra. Pero Carmen Aristegui, que es abogada mediática del novio, diría que no, que no es así.

"No queda más que crear sospechas -señalaría- de si la acusación de que el señor fulano es extraterrestre no obedece más al deseo de  crear un  rompimiento con Rosita Primores - la chava- y el indiciado, que a que este sea extraterrestre o no. Tenemos derecho a la suspicacia."

Y así, que los extraterrestres nos vengan a invadir  queda en asunto de segundo plano. Todo el mundo está hablando de mi poca moral al denunciar a un invasor extraterrestre solo porquedarme con la chava.

Así es como razonan nuestros medios nacionales tomándonos por idiotas, ¡Y muchas veces aciertan!