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lunes, 9 de enero de 2012

Denles seis mil pesos y ahí que el libre mercado se encargue del resto.

En alguna ocasión me pareció que Ernesto Cordero era un funcionario interesante, había mantenido un bajo perfil durante su travesía por la secretaria de Desarrollo Social y ya en la Secretaria de Hacienda había mostrado habilidades para navegar las turbulentas aguas de la crisis financiera mundial y mantener al mismo tiempo buenos números macroeconómicos que eventualmente blindaron a México de mayores descalabros económicos durante años de crisis global. Hasta el día en que comenzó a decir cosas como esta:





Un liderazgo debe saber siempre comunicar una visión, pero esta es una cualidad que evidentemente no existe en un funcionario que gozando el personalmente de ingresos superiores a los cien mil pesos mensuales es todavía capaz de pararse frente a un auditorio y hablar de supuestas bondades que disfrutan millones de familias mexicanas que sobreviven marginalmente con seis mil pesos. No solamente representa una clara contradicción de liderazgo, es además una gran muestra de insensibilidad pues el funcionario es incapaz de entender que esos bajos salarios de hambre imponen terribles limitantes a padres y madres de familia, que muchas veces les empujan a la corrupción, la criminalidad, la prostitución.

Ernesto Cordero lleva ya largos meses en una campaña mediática para ganar simpatías pero con decepcionantes resultados, no obstante el abierto apoyo que recibe desde Los Pinos, no obstante los muchos gobernadores que le apoyan, no obstante un partido que esta dispuesto a doblar las reglas para beneficiarle, hoy vemos claro que el perfil del ex secretario no reúne las cualidades y destrezas políticas para poder contender por el mayor puesto político publico del país.

Los errores y carencias que Ernesto Cordero puede mostrar como precandidato panista palidecen frente a un legado de frialdad social que dejo a su paso por la Secretaria de Hacienda y que se hizo evidente con sus torpes e innecesarias afirmaciones acerca del poder adquisitivo de los bajísimos salarios de millones de mexicanos. Mas que errores, sus declaraciones al respecto demuestran una ausencia de visión social en su carrera como funcionario federal. Es claro que su perspectiva ha sido afectada demasiado desde el pedestal de ensueño que disfrutan el y todos los altos funcionarios y miembros del gabinete, cuyos salarios y bonificaciones ofensivas para los mexicanos además incluyen abultados y millonarios aguinaldos y paquetes de beneficios que incluyen viáticos, generosas dietas, automóvil, choferes, asistentes, en fin, la lista es tan grande como ciertamente lo es el insulto del secretario cuando se atrevió a afirmar que los mexicanos vivimos una vida feliz y plena y mandamos a nuestros hijos a escuelas privadas, adquirimos autos y casas nuevas y hacemos muchas cosas mas con seis mil pesos mensuales.

Tengo claro que Ernesto Cordero pertenece a una clase política que hace mucho abandono cualquier intención social y cuyo único método y propuesta para erradicar la pobreza que azota al país consiste en darles sus seis mil pesos a cada trabajador y dejar que la gran mano invisible del libre mercado haga el resto para que México pueda construir una prospera sociedad sin pobres y sin criminales y con hermosas casonas, autos nuevos, escuelas privadas, centros comerciales boyantes, campos de golf y centros vacacionales en los mejores destinos del país y del extranjero, para que decenas de millones de mexicanos salgan de la pobreza y se incorporen finalmente al tan anhelado progreso económico.
México vive la constante amenaza de populistas que desean entrar al poder y que de llegar a tenerlo no tardarían en deshacer irresponsablemente la estabilidad económica, inflacionaria y monetaria que se ha logrado en una década y media de políticas económicas responsables y de grandes sacrificios de los mexicanos, por eso las impertinencias del ex secretario y su candidatura le hacen daño al país, porque abren la puerta al populismo desenfrenado que ya nos ha llevado a la miseria antes. Por ello es imperativo contar con funcionarios  y miembros del gabinete que entiendan que se debe dar un carácter social a las políticas del estado y se debe hacer un mejor esfuerzo para que los beneficios de estas políticas bajen y lleguen a los que menos tienen en el país, lo cual debe ser objetivo final de toda política económica.

El nulo efecto que la campaña electoral de Ernesto Cordero ha tenido en la población en estos meses debería preocupar al presidente Calderón y a ese grupo de panistas que están apoyándole en su candidatura, pues presagia una debacle electoral para el PAN y el regreso del Priismo populista y demagogo cuando muchos mexicanos perciben la ausencia de carácter y pensamiento social en el perfil del ex Secretario de Hacienda y ahora precandidato panista.

Es claro que Ernesto Cordero no debe buscar mas ser el abanderado presidencial del PAN, que su candidatura le hace daño al panismo, que esta visto que nunca pudo tomar vuelo debido a su falta de respaldo social. Por ello debe ser realista y responsable, debe ser honesto consigo mismo y con la militancia y reconocer que es obvio que podrá ganar las elecciones. Debe también dejar de presionar y torcer las estructuras partidistas a su favor como suciamente intentaron hacerlo hace unos días con la encuesta indicativa, que nunca estuvo programada en el proceso interno, debe ser responsable y permitir que una genuina política con arraigo panista y visión social como Josefina Vázquez Mota, que ya ha demostrado su potencial electoral, pueda arrancar su candidatura presidencial cuanto antes. No hacerlo así significará condenar al panismo a volverse irrelevante en las elecciones del 2012 y en años venideros.