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lunes, 16 de agosto de 2010

Atisbando en lo obvio

   Esto lo escribí hoy en la columna de Carlos Marín de Milenio, dirigida a una de esas psicologías que tratamos aquí, en este caso respondiendo al nombre de Fregoso.

¿Qué se puede pensar de gente como Fregoso, quien no entiende que no se trata de defender a un burócrata, sino de dimensionar lo que no son sino simples mentiras?

Fregoso piensa que el gobierno de Calderón es malísimo, y en eso le tenemos que dar la razón. No es un dictamen en lo que no estamos de acuerdo, sino en lo que nos ofrece como remedio, a saber, el apoyo de políticos populistas que en la vida real han dado peores resultados -lo lee usted bien, peores resultados- , que Calderón.

Obrador por ejemplo convirtió en la Ciudad de México en líder de desempleo, de estancamiento económico, en la ciudad más peligrosa del país; en un lugar donde el narcomenudeo creció casi 800%; en una administración marcada por la opacidad, la corrupción y la incompetencia. Pero don Fregoso, que se quiere vender como abogado del pueblo contra los poderosos políticos, no le da la gana usar la misma balanza para criticar a Obrador y Ebrard que utiliza contra Calderón, y eso es sospechoso.

Por el contrario. Hacerlo así sería "darle eco a la propaganda de Televisa".

¿Pero aún cuando eso fuera cierto, entonces qué lo hace a él, o La Jornada, diferentes de Televisa?

Por otro lado, yo apoyaría más esta crítica despiadada se acompañara de dos elementos:

1) fidelidad: es decir, que sus dichos en verdad fueran fieles a la realidad.


2) si quienes nos han gobernado ya no digamos de unos años para acá, sino décadas enteras, deveras tuvieran algo de qué presumir.

Hoy México tiene una de las tasas de desempleo menores de latinoamérica. Menor incluso que Brasil. Y desde luego menor que la de toda Europa Occidental. Y sin embargo la chairiza insiste en quemar a Calderón en leña verde en lo que es un logro, especialmente considerando lo poco que hacen los gobernadores del Norte por dejar de espantar la inversión.

Es decir, no se trata de criticar con justicia, sino de un embate cobarde desinformado y desinformador, con el fin de crear un resentimiento social que, piensan, puede ser capitalizado por los gángsteres a los cuales representan.

Si no fuera así, vuelvo a mi punto de inicio: ¿Por qué fregoso, Javier Sánchez, Beto, y tantos otros que se venden aquí como ciudadanos criticando al poder, son tan parciales y no permiten se critique a Ebrard o a Obrador?

La respuesta sólo puede ser una.