Dice Juan Gabriel Valencia, autor de un artículo titulado "ineptitud, inteligencia, arrogancia y matanzas."
“En esta lucha por momentos atisban la humildad intelectual y la inteligencia que se oscurecen en el voluntarismo y una arrogancia que apenas puede ser disimulada.”
¿Habla del gobierno o de sí mismo?
Afirma:
“A pesar de correcciones y rectificaciones discursivas, el gobierno permanece sumido en una confusión conceptual.”
¿De veras?
¿Y qué ocurre con la opinión pública que por momentos parece olvidar que somos una república federal, no un imperio. Dicha opinión pública parece olvidar –y con frecuencia adrede- que Calderón no es más que un burócrata, no un tirano que puede pasar por encima de los poderes republicanos o estatales. ¿Se trata de una confusión o de invitar a la confusión?
El autor dice que el gobierno cambiar su discurso, ya que “Primero, era recuperar territorios ocupados de facto por el narcotráfico. Luego que no, no era eso, era combatir al crimen organizado. Ahora, en los Diálogos por la Seguridad se habla de los cárteles, secuestros, extorsiones, delitos del orden común. Otra vez suman peras con manzanas.”
¿De veras?
¿Se puede combatir al crimen organizado sin recuperar territorios donde es evidente que es rey, como en Tamaulipas, o Chihuahua? La explosión de secuestros, extorsiones y delitos del orden común no están relacionados con la primera tarea: recuperar territorios donde el crimen actúa impunemente?
¿El autor se hace tonto, o nos quiere hacer tontos a nosotros?
Termina asegurándonos que “No se pueden atacar ni discutir bajo los mismos criterios y en los mismos espacios institucionales.”
Se equivoca, señor Valencia, existe un amplio espectro donde todos estos fenómenos pueden ser discutidos bajo los mismos criterios y en los mismos espacios institucionales, a saber, la absoluta incompetencia de las entidades en cuestión para organizar y desempeñar un ataque eficaz contra el crimen organizado; en la indolencia de las otras instituciones republicanas que usted, con intención o no, quiere lavar la cara a pesar de su injustificable inmovilidad ante los sucesos: me refiero al poder judicial pero espacialmente al legislativo.
La matería de imponer la ley corresponde a toda la república federal, no sólo al titular del ejecutivo.
Es o se hace, señor Valencia?
