google-site-verification: google73c5015e9866507b.html

jueves, 26 de noviembre de 2009

La homilía de un canalla





¿Cuántas veces se la puede demostrar a un flat lander que la tierra no es plana antes de que deje de ser divertido? ¿Cuántas veces se puede explicar la llegada de la Apollo a la luna antes de que los “iluminados” que se creen poseedores de una verdad superior comiencen a ser indiferentes?  Tal vez porque muy pocos de esos maniacos logran la primera plana de los diarios.  Hay, sin embargo, un demente que sigue visitando esa primera página de los periódicos quizás porque hace mucho los editores de diarios saben que lo grotesco vende –¿y quién más grotesco que López Obrador?- Sin embargo, ahí está, llenándose la boca de lugares comunes, de frases vacías e hipócritas que, por si algo faltara, hay quien se las cree.

El domingo, en su última homilía, por ejemplo dijo:

”Durante este tiempo, juntos, en un ejercicio permanente de diálogo circular, hemos venido conociendo mejor la realidad del país; sabemos que desde el gobierno de Salinas, al amparo del poder público, se empezó a conformar la actual oligarquía, integrada por traficantes de influencias y políticos corruptos que, no sólo se han hecho inmensamente ricos sino que mantienen secuestradas a las instituciones constitucionales.”


Cuando un lee semejantes declaraciones no puede sino preguntarse dos cosas: 1) ¿a quién van dirigidos semejantes declaraciones engañabobos? 2) el hecho de que Obrador pueda decir tamañas patrañas sin que sus sirvientes de inmuten no puede deberse sino a que no hay ni un átomo de decencia entre ellos. Me explico:  ¿Cuántos salinistas gravitan en torno de AMLO? Tenemos a Camacho Solís, por ejemplo, quien se dice fue el guapo que saliera con la idea de animar a Salinas a anunciar su triunfo frente a las cámaras, luego de que a Bartlett se le hubiera caído el sistema. Y no sólo tenemos a Camacho, sino también a Marcelo Ebrard –por cierto ¿estaba en el mitin?- o José Guadarrama, a quien los perredistas en la época de Salinas acusaban de ser un verdadero cazador de izquierdistas. Cientos de ellos, se dice, fueron asesinados durante la presidencia de Salinas. Y ahora, “el mata perredistas” anda al lado de AMLO.

Analicemos la expresión “que desde el gobierno de Salinas, al amparo del poder público, se empezó a conformar la actual oligarquía, integrada por traficantes de influencias y políticos corruptos que, no sólo se han hecho inmensamente ricos sino que mantienen secuestradas a las instituciones constitucionales.”

¿Qué significa decir “desde el gobierno de Salinas”? ¿Significa que ya había otra antes pero que ya no interesa? ¿O de veras la corrupción gubernamental inició con Salinas y antes no? AMLO parece referirse a la primera solución cuando remite: “se empezó a conformar la actual oligarquía”. Lo que no se entiende es  si la de antes no estaba integrada por traficantes de influencias y políticos corruptos que, no sólo se han hicieron inmensamente ricos sino que mantenían secuestradas a las instituciones constitucionales.

Cuando uno se toma el trabajo de desmantelar el discurso de Obrador así, su estúpido maniqueísmo, su mala fe en querer engañar pintando una era anterior a la corrupción “amparada en el poder público”, en un tiempo en que las instituciones “no estaban secuestradas” por gente sin mayor ambición que volverse “inmensamente ricos” es inmoral por donde se le vea, especialmente cuando defendía, a un lado suyo, al lider del SME, alguien que sin duda es culpable de todos y cada uno de los delitos que acusa en otros, pero que hace como que no ve en los propios. ¿Es que de verdad se puede insultar más la inteligencia de la gente? Y eso no es lo más increíble. Lo increíble es que lo hace en frente de miles que todavía vitorean el embuste, la farsa y la burla frente a ellos.

Pensaba continuar diseccionando el resto de la homilía de lopitoz, pero creo que no tiene sentido. Un párrafo da materia suficiente para reconocer por enésima vez al demente manipulador al cual la república debe enfrentar embestida tras embestida. Mis amigos me dicen que es una flojera mi compromiso ridiculizando a la causa lopezobradorista, y en verdad, hay veces que les creo. El embuste parece tan evidente que da la impresión de no tener mayor sentido. Más aún, está tan lleno de lugares comunes que ya ni siquiera los detectamos. Uno tiene que hacer un gran esfuerzo para seleccionar, separar y concluir de las mentiras que palabra tras palabra, renglón tras renglón, párrafo tras párrafo, recurre este que se hace llamar “presidente legítimo”. Pero como razonaba más arriba, al resto de los locos están destinados a poblar los manicomios, a ser la nota de color de algún oscuro artículo, pero este loco grita y gesticula aún en la primera cara del periódico. Exhibir a Obrador  es un trabajo a veces divertido, a veces frustrante, pero, no me queda duda, necesario.

Sin embargo, como el Subcomandante Marcos no los recuerda, AMLO no es más que el síntoma de una enfermedad más profunda a la cual más tarde nos habremos de referir.