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viernes, 11 de enero de 2013

El PAN se atreve


 Por Luis Felipe Bravo Mena

“Nada bueno de lo que hagas quedará impune”, decía Carlos Castillo Peraza cuando observaba los prejuicios con los que algunos comentaristas analizaban la conducta de Acción Nacional. La frase viene a cuento por la cantidad de exageraciones negativas que se han escrito al momento en que el PAN ha dado a conocer los resultados del proceso de refrendo de militantes en el que se ha registrado un importante descenso de afiliados.

Vayamos por partes: Acción Nacional tiene en su padrón de socios una de las herramientas más valiosas de su vida interna. El estatuto ordena que periódicamente se revise y se mantenga actualizado. Es el único partido que tiene un listado de integrantes digno de ser presentado ante las autoridades electorales.

El IFE está obligado a requerir a los partidos a comprobar su militancia pero ni el PRI ni el PRD han podido presentar sus padrones. Hace tiempo se les concedió una prórroga para que cumplan con esta obligación y no lo han hecho. Los tiempos están vencidos por lo que es hora que la autoridad los llame a cuentas.

El PAN se atrevió a convocar a sus militantes para que confirmaran la voluntad de seguir en sus filas después de haber sufrido una derrota electoral y por si fuera poco tuvo la valentía de hacer públicos los datos a sabiendas de las lecturas malintencionadas que seguramente se desatarían. ¿Fue un error o se debió haber hecho en otra oportunidad? Todo lo contrario. Este era el momento adecuado para pasar lista de presentes, saber con quién se cuenta e iniciar una etapa de refortalecimiento. La antigua sabiduría enseña que en los momentos difíciles es cuando se conoce a los verdaderos amigos.

Poner al día el padrón panista era una necesidad porque en los últimos años se había abultado por varias razones nefastas: una de ellas, quizá la principal, la afiliación masiva y el clientelismo realizado por aspirantes a candidaturas y grupos de interés para tomar ventaja en los comicios internos. Los así incorporados ni querían afiliarse al PAN ni sabían que quedaban inscritos entre los azules. Con el refrendo la gran mayoría de estos acarreados se ha dado de baja. Es bueno para ellos y para el PAN.

La militancia también se incrementó por el ascenso electoral y el arribo de Acción Nacional a posiciones de gobierno. Era muy atractivo vincularse al partido en el poder. A muchos de éstos la mística de la “brega de eternidad” que le infundieron los fundadores al PAN no les hacía ninguna gracia. No regresaron después del 2 de julio. Gracias y adiós.

Tampoco ratificaron su membrecía los que defeccionaron por traición o abulia. Se sirvieron del partido y se consideraban sus acreedores. “El PAN me debe” sería su lema. Al no ver compensadas sus pretensiones hicieron mutis, algunos se pasaron a otras trincheras otros a gozar de su supuesta buena fama que en mucho le deben a Acción Nacional.

En este intento de tipología de quienes no refrendaron su militancia no pueden faltar los que sí representan un verdadero llamado de atención. Son aquellos que decidieron abandonar la casa porque la encontraron inhabitable e irreconocible. Se desanimaron. Se fueron por desencanto y desilusión ante las desviaciones de los principios y valores, por las corruptelas y malas prácticas que han penetrado en el PAN. No soportaron el vacío de “motivos espirituales”.

Su partida duele y lejos de echarles en cara su distanciamiento debería ser acicate para quienes comparten su dolor pero decidieron quedarse a limpiar el hogar, remozarlo y reanimarlo. En el nuevo PAN que debe surgir las puertas deben permanecer abiertas para ellas y ellos sin rencores ni reclamos.

Pasemos ahora a los números; antes es bueno recordar que en el PAN hay dos tipos de militantes: los activos que asumen obligaciones y gozan de derechos y los adherentes que son colaboradores y simpatizantes con derecho a votar en la elección de candidatos. Al iniciar el proceso refrendario los activos eran 354 mil 490 y los adherentes un millón 514 mil 325. Al culminar quedaron 207 mil 198 y 164 mil 871 respectivamente. Globalmente sólo refrendó su militancia el 19.91%. El padrón de afiliados al PAN es ahora de 372 mil 69 ciudadanos. El mayor número de bajas se dio entre los adherentes lo cual es perfectamente entendible por lo antes dicho.

¡Tragedia!, ¡liquidación!, ¡desbandada!, sentenciaron los jueces de una decisión correcta comentada negativamente. También hubo voces equilibradas, Jorge Alcocer dijo que lo hecho por el PAN era notable y merecía reconocimiento. Leo Zuckermann elogió el ejercicio como una buena medida en el camino de reconstrucción del PAN.

En la tormenta los barcos tiran el lastre. Los árboles se podan para fortalecerlos. El proceso de renovación y mejora del PAN está en marcha. La actualización de su padrón ha sido una medida necesaria, valiente y saludable.