A Isabel –la otra Isabel además de la que ya nos honra con su presencia- la podríamos hacer “Mongo Free Man (or ladie)” honoraria. La frase con la que ha pegado duro es:
“Si ustedes se dan cuenta, hay un partido que ha ido ganado prácticamente todos los territorios y cuando hay partidos que controlan toda una nación se pone en riesgo la democracia”.
Exacto, muy exacto. Es como el slogan de nuestro grupo.
Se trata de un golpe de timón inesperado y muy a tiempo para Acción Nacional, quien continúa demostrando la infinita capacidad de sus adversarios para subestimarlo, y de hecho, eso por eso que ha ganado la presidencia dos veces, por que PRI y PRD se creen muy colmilludos para ser derrotados por “los pitufos”.
Pero aquí, cuando todo parecía dicho en el DF, aparece un nuevo rival formidable, verdaderamente sacado de la ciudadanía, marcando que el pan habla en serio cuando dice que piensa a abrirse a nosotros, los ciudadanos, algo que estamos exigiendo a gritos, y donde el único que ha tomado la bandera ha sido el presidente Calderón:
"No descartaría, ojalá así fuera incluso, alguna distinguida o algún distinguido integrante de la sociedad civil", apuntó.
"La verdad es que yo no tengo candidato preferido para el futuro, para que me suceda, yo lo que aspiro es a que haya un proceso democrático como fue el mío en el PAN y sé que la democracia trae premios a los ciudadanos. Un proceso democrático va a sacar una buena candidata o un buen candidato del PAN", dijo en entrevista.
Desde luego fue muy criticado en su momento, pero vemos que se hablaba en serio.
Por cierto, hemos criticado duramente a los otros partidos por imponer un dedazo en las candidaturas.
¿No haremos lo mismo aquí?
Mi respuesta es que no, porque no es lo mismo: en el caso de PRD y PRI se trató simplemente la imposición de caciques (AMLO o Peña) por encima de otros caciques. Lo que ocurrió en el pan es enteramente distinto: es la elección de una absoluta outsider, sin cotos de poder, al puesto más importante después del presidente de la república: significa renunciar al poder en beneficio de la mayoría, y eso sí es admirable: no el cobarde sometimiento de Ebrard y Beltrones a sus respectivos señores.
En hora buena, Señora de Wallace, confiamos en que con usted la capital podrá ser rescatada del clientelismo político que la sofoca.
